Recuerdos de Recife
El Movimiento " Igreja Nova " de Recife,
me invitóa a participar en las jornadas teológicas
Dom Helder Camara.
En el avión con destino a Sao Paolo, me ilusiono con reencontrarme
con Brasil y su gente tan entrañabla. De camino, distingo
con nitidez el estrecho dee Gibraltar.¡ Tantos jóvenes
marroquís lo cruzan con peligro de su vida !
Sobrevolamos Mauritania. Reuerdo a los maaauritanos sin papeles
que esttán en París mientras mis compañeros
de vuelo brasileños están cautivados por los juegos
de video... Después de 11 horas de vuelo, descubro la
inmensa ciudad de Sao Paolo, toda iluminada en la noche. Cuando
el avión aterriza en la pista, los pasajeros aplauden.
Tomo otro avión para Recife. Son las doce de la noche
cuando llegamos a esta ciudad de 3 millones de habitantes, duramente
marcada por las inundaciones que penalizan a los barrios pobres.
Una delegación de Igreja Nova está allí.
Me espera y me acoge, se alegran y sobre todo, me lleva para
dormir en el convento de los franciscanos.
El domingo de la transfiguración está cargado de
actividad. En una "favella", siete bautismos. La celebración
realizada por un franciscano es sencilla y digna. Para las familias,
es un acontecimiento. Comprenden con el corazón y reaccionan
con el corazón. Todo el mundo se siente amado por Dios.
Luego participo en cuatro misas tomando la palabra. Fui feliz
presidiendo la misa en la iglesia de Dom Helder, visitando su
casita contigua a la iglesia donde vivió y murió.
En la catedral, recé en su lápida que como único
dibujo tiene una paloma de la paz.
El tema de mi intervención era "las contradicciones
encontradas en mi camino ". Tenía que hablar de mí
par mejor hablar de ellos. Para que pudiesen confrontar su experiencia
con la mía y releer su historia a partir de mi testimonio.
Después de dimisión de Dom Helder, Roma nombró
en Recife a su contrario. Fue una prueba para muchos cristianos.
¿Que pasó con ellos tras haber sufrido por culpa
de la Iglesia, encontrado obstáculos y experimentado el
rechazo ?
Aquella noche durante ese magnífico encuentro, conocí
a cristianos crecidos por la prueba, madurados por las dificultades,
con un corazón lleno de ternura. Cristianos que conservan
la esperanza. La esperanza es superar el infortunio sin dejarse
aplastar por él. |