Tunecinos en resistencia
Una apasionante velada organizada por el Consejo Nacional
de Libertés en Tunisie (CNTL). Un soplo de fraternidad
pasó por entre los cientos de tunecinos hacinados en una
sala demasiado exigua para contenerlos a todos. Me sentí
feliz por estar en medio de ellos. Me acogieron como a un hermano.
Nos quedamos hasta tarde en la noche, no sin haber comido el
cordero.
Unos tunecinos del interior y del exilio tomaron la palabra.
Testimonios conmovedores el de aquel abogado de Bizerte sobre
los presos torturados y el de aquella mujer sobre los desaparecidos.
También yo intervine, en nombre de un grupo de trabajo
sobre Túnez, para hablar de la responsabilidad que asumiremos
frente a los cómplices y los amigos complacientes del
Sr. Ben Ali de este lado del Mediterráneo.
Túnez se ha convertido en una inmensa prisión,
en un país donde las libertades ya no son respetadas y
la tortura es práctica corriente.
La cultura está bajo mínimos, el pensamiento completamente
sofocado. Todo lo que se publica está controlado. No se
puede leer un periódico o un libro que no esté
autorizado. Cualquier cosa vale con tal de cantar las alabanzas
del Presidente. Las condiciones en que se desarrolló el
entierro de Bourguiba son una muestra del desprecio padecido
por el pueblo tunecino.
Pero hoy, el descontento del pueblo comienza a salir a la
luz. Los jóvenes se manifiestan. Los responsables se atreven
a hablar. La sociedad tunecina ya no está dispuesta a
callarse. Es un estremecimiento que da color a la esperanza.
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