bible
 
La presentación en el Templo  
Lc 2, 22-39  
   
Los cuatro evangelistas comienzan su obra presentando la figura de Juan Bautista, que precede a la de Jesús, pero solamente uno se remonta al nacimiento de los dos personajes; Lucas: dos anuncios de nacimiento fuera de lo común, dos nacimientos marcados por unos acontecimientos sorprendentes, dos niños respecto a los que se profetiza; todos los signos están destinados a anunciar el destino extraordinario de estos dos hombres, sobre todo el de Jesús, de quien Juan Bautista es el precursor. Lucas utiliza aquí unos recursos literarios, típicos de este tipo de relatos, cuya finalidad es alertar al lector. Atención, los personajes de los que se trata aquí son unos seres excepcionales.  
   
Este es el marco en el que el evangelista nos cuenta la presentación de Jesús en el Templo.
présentation de Jésus au Temple
 
   
El recurso literario no significa desconexión de la realidad. Es probable que los padres de Jesús se sometieran a las leyes entonces en vigor entre los judíos. En realidad, coexisten dos ritos en esta presentación en el Templo: la ofrenda a Dios de un hijo primogénito y la purificación de María. La sangre era impura para los judíos. Este último rito nos parece que está muy superado hoy y no se nos ocurre que una joven mujer pudiera ser “manchada” por el hecho de ser madre. Por lo demás, la fiesta que se celebra el 2 de febrero no se llama la “purificación de María”, sino solamente la “presentación del Señor”. Es necesario aún ir más allá del recuerdo de estos ritos judíos. La piedad popular ha llamado a esta fiesta “la Candelaria”. Se encienden velas, de ahí su nombre de “fiesta de las candelas”. Es la fiesta de la luz, en referencia a la profecía de Simeón que toma al niño entre sus brazos y dice: “Señor, ya puedes dejar a tu servidor irse en paz, porque mis ojos han visto a tu salvador (…), luz para alumbrar a las naciones”. La profetisa Ana, anciana que no abandonaba nunca el Templo, habla después de Simeón confirmando que este niño es el que se esperaba para traer la salvación y la luz al mundo.  
   
lumière éclaire le chemin La luz alumbra el camino y le da sentido. La luz que trae Jesús es una loca esperanza para nuestra humanidad, capacitada para vivir en la paz y la solidaridad, capacitada para desenvolver los valores que sobrepasan la finitud de nuestras existencias.
 
   
Cada ser humano ha de dar un sentido a su vida, bajo pena de caer en el no-sentido, y abrirse camino con referencia o no a Jesús. Los creyentes no están dispensados de este mismo trabajo. Les toca reconocer la luz de Jesús en toda persona de buena voluntad que obra según el sentido del mensaje: “Amaos los unos a los otros”. Así, serán iluminados no por una luz sobrenatural que corren el riesgo de buscar vanamente, sino por la vida de sus hermanos y hermanas. Nosotros podremos también, como Simeón, dar gracias a Dios, pues habremos visto la luz que ilumina el mundo.