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| Feliz Navidad |
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La luz forma parte de nuestras fiestas de Navidad. Cuando cae la noche, las calles deslumbran con su luz y las tiendas iluminadas atraen a mucha gente. En las casas, se encienden velas y se puede ver la luz en los ojos de los niños. |
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En la misa del día de Navidad me gusta oír proclamar el conocido prólogo de san Juan que desvela horizontes insospechados:
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« Al principio era el Verbo,
la Palabra de Dios
y el Verbo estaba junto a Dios
y el Verbo era Dios…
En él estaba la vida,
Y la vida era la luz de los hombres…
El Verbo era la Luz verdadera
Que ilumina a todo hombre
Que viene a este mundo…
Y el Verbo se hizo carne,
Y puso su tienda entre nosotros… » |
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Desde los orígenes del mundo, todo ser humano, en su caminar, pudo beneficiarse de esta luz del Verbo. Su corazón fue iluminado por él. Encontramos sus huellas en todas las culturas y religiones. Las tinieblas no han podido parar esa luz.
Juan el Bautista es el testigo de la luz que ilumina a cada ser humano desde siempre y no sólo desde la venida de Jesús. Una luz que abre el corazón al amor y da sentido a la vida.
Juan Bautista representa a todos los grandes sabios de la humanidad que han sabido mostrar la luz del Verbo en el corazón de la noche. |
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Esto nos estimula para el diálogo interreligioso y para nuestros encuentros en horizontes culturales tan variados.
En Navidad, el Verbo vino a habitar entre nosotros. ¿Qué le falta hoy al Verbo? Le falta tener su verdadero lugar entre nosotros. Abrámosle al Verbo hecho carne las puertas de nuestro corazón para que brille su luz. |
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Feliz Navidad y próspero año.
Jacques Gaillot |
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