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Ir a Nínive  
   
Ante las dificultades una posible vía es rebelarse contra la cultura actual. Existe, felizmente, otra vía sugerida por tres textos bíblicos…el primero es ¡Vete a Nínive!  
   
“¡Vete a Nínive!”  
(Libro de Jonás 1,2)  
   
Es la orden que recibe Jonás, y sabemos que su primer reflejo fue hacer exactamente lo contrario. Para Jonás, Nínive, es la cultura que no conoce nada de su fe y de su Dios, una cultura que vive sin referencia alguna a la revelación del Dios de la alianza, una especie de melting pot de todas las culturas del mundo de entonces.  
   
Ninive Sin embargo, Dios insiste. Vete a Nínive, Jonás, tómate interés por la salvación de sus habitantes, hasta el punto de invitarlos a convertirse, es decir a cambiar su escala de valores, a aprender a vivir de otro modo. Él aporta la contribución judía a esta cultura revelándole que otra manera de pensar y de vivir es posible y que es buena para la humanidad.
 
   
"Trabajad de corazón para hacer próspera la ciudad adonde os he desterrado y rogad por ella". (Jeremías 29-7)  
   
Babylone Es esta vez el profeta Jeremías el que se dirige a los hombres y mujeres que han sido deportados a Babilonia y que no sueñan más que con volver a Jerusalén, al país de la unanimidad religiosa, de sus certezas y de sus tradiciones antiguas. El profeta les dice lo contrario, establecerse en esta nueva cultura y aportar su contribución positiva. Esta palabra anticipa de una manera audaz el Sermón de la montaña: “Amad a vuestros enemigos, rogad por los que os persiguen”. La historia debió darle la razón a Jeremías: no solo la comunidad judía contribuyó a la prosperidad babilónica, sino que ella misma se enriqueció considerablemente en el plano de su fe por la experiencia del Exilio en el seno de toda otra cultura”.
 
   
"¡Criado malvado y perezoso! Deberías haber puesto mi dinero en el banco..."  
(Mateo 25,14-30)  
   
Por miedo a perder lo que había recibido de su amo, el servidor había creído hacer bien poniendo en lugar seguro el dinero que se le había confiado. Del mismo modo, algunos creen que no se debe expone la herencia cristiana al riesgo de la modernidad y la nueva cultura.  
   
Estos tres textos nos invitan a volvernos de una manera positiva hacia la cultura actual y comprometernos a habitarla plenamente, confiando en que de ello saldrá un cristianismo renovado, aunque difícil de reconocer respecto de algunos puntos del pasado. Pero no será la primera vez en dos mil años...
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